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China posee el arma no letal más potente del mundo: tiene un alcance de casi 300 kilómetros y puede paralizar ciudades enteras

Con una ojiva que pesa unos 490 kilogramos, es capaz de ocasionar un apagón en un área de hasta 10.000 metros cuadrados.


En la guerra moderna, ya no solo basta con atacar al enemigo, causar bajas en sus ejércitos o destruir cierta infraestructura. China sabe perfectamente esto y, con la “bomba de grafito”, pretende interrumpir el suministro eléctrico de zonas clave.

Felices Fiestas

En un contexto donde la electricidad resulta indispensable para la mayoría de las actividades, disponer de un arma capaz de ocasionar un apagón en un área de hasta 10.000 metros cuadrados, ofrece una poderosa herramienta para dominar el terreno y ejercer una fuerte presión sobre los países que eventualmente podrían participar de la Tercera Guerra Mundial.

Este artefacto tiene el potencial de paralizar las instalaciones eléctricas, provocando interrupciones masivas del suministro de energía tanto en infraestructuras civiles como militares.

Los cilindros de carbono que libera la bomba rebotan al tocar el suelo y se vuelven a elevar. De nuevo en los aires, se multiplican y explotan sobre una zona seleccionada. Estos cilindros son tratados químicamente para afectar a transformadores y a otras infraestructuras eléctricas.

La ‘bomba de grafito’ ya están operativas para el Ejército chino, y estas podrían equiparse con un dispensador de municiones con corrección de viento, un dispositivo que guía el lanzamiento y lo hace más efectivo.

¿Cómo funciona la bomba apagón de China?

También denominadas “bombas opacas” o “bombas blandas”, estas armas funcionan dispersando filamentos de grafito especialmente tratados para generar cortocircuitos en redes eléctricas de alta tensión.

RIO GRANDE

Al impactar su objetivo, este misil libera 90 submuniciones cilíndricas que rebotan y se autodetonan en el aire, creando una nube de partículas de grafito conductoras que se depositan sobre infraestructuras eléctricas.

El efecto de esta bomba es similar a arrojar un fósforo encendido en un tanque de nafta, ya que el grafito, al ser conductor, provoca cortocircuitos en subestaciones y estaciones eléctricas, dañando los equipos clave que generan energía.

Este tipo de armamento ya tiene antecedentes. Durante la guerra de Kosovo en 1999, se cree que la OTAN usó bombas de grafito para inutilizar cinco centrales eléctricas en Serbia, dejando sin luz al 70% del país.

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