Brasil Elecciones Presidenciales: Lula vs. Bolsonaro
Jair Bolsonaro y Lula Inacio Da Silva se enfrentarán en lo que promete ser la elección más polarizada de Brasil en los últimos años.
Esta semana los dos candidatos brasileños con mayor proyección en todas las encuestas lanzaron sus campañas presidenciales oficiales. La carrera empezó: Jair Bolsonaro (actual presidente de Brasil) y Lula Inacio Da Silva (expresidente de Brasil entre 2002 y 2010), competirán en lo que se perfila como la elección más polarizada de Brasil, en los últimos años.
Brasil, un actor clave de la región
2 de octubre, esa es la fecha en que Bolsonaro y Da Silva se verán las caras por primera vez en las urnas de todo el país, en lo que será la primera vuelta electoral. Brasil, un gigante con más de 200 millones de habitantes, es una de las apuestas fuertes del calendario electoral global este año, y para nuestra región adquiere una importancia central.
El hecho de que Brasil sea una de las economías más importantes del mundo y la más grande de Sudamérica, por mucho, es lo que coloca los ojos de todos los partidos regionales sobre esta elección. Brasil supo marcar, por años, el ritmo de la agenda política y económica de buena parte de la región.
Cuando en 2002 Lula alcanzó el poder, fue el primero en el siglo XXI (exceptuamos la experiencia del Chavismo por nacer en 1997) de una serie de gobiernos sudamericanos alineados con principios de centro-izquierda, con un Estado central y aspirando a ser el motor de la transformación social que se buscaba. En 2018, Bolsonaro, arrastrado por la ola global de dirigentes outsiders, alcanzó el poder y marcó un giro político regional más conservador en algunos temas sociales y más aperturista para con los mercados globales.
Por razones judiciales, Lula no pudo competir contra Bolsonaro en 2018, y el actual presidente se hizo con la banda presidencial por una buena diferencia sobre Fernando Haddad, candidato del PT (partido de Lula Da Silva). Este año, ya sin sorpresas, Bolsonaro disputará su reelección frente a su máximo rival y adversario, Lula Da Silva.
Los mensajes y las diferencias entre ambos
La polarización social y política que estamos viendo en Brasil en los últimos meses es cada vez mayor. Es tan solo un adelanto de lo que veremos en las próximas semanas. El pasado martes, Jair Bolsonaro oficializó su candidatura para la reelección presidencial. Eligió un lugar icónico, en la ciudad de Juiz de Fora, en el Estado de Minas Gerais. ¿Por qué icónico? Porque es el mismo lugar donde recibió aquella puñalada en la anterior elección del 2018. Bolsonaro utilizó el mismo espacio como una clara referencia al resurgimiento de Brasil y la propia resurrección política del actual mandatario.
El mismo día, en otro Estado, Lula también oficializaba su candidatura. El punto elegido fue la ciudad de San Pablo, la más poblada del país, y dentro de ella, eligió la fábrica de Volkswagen en el país. ¿Por qué ese lugar? Bueno, porque es el lugar donde Lula dio sus primeros pasos como sindicalista allá por los ’70, en tiempos de dictadura en Brasil. Al igual que Bolsonaro, la apuesta de Lula es apelar a un lugar con claro simbolismo obrero desde “donde todo comenzó”.
En cuanto a los estilos. Bolsonaro viene poniendo el eje de su campaña sobre una posible radicalización política del país hacia la izquierda en caso de que Lula gane, tomando como apoyatura las experiencias económicas de Venezuela y Argentina. Por su parte, Lula, con un discurso mucho más moderado que el que habría realizado en otros momentos, apela a recuperar “trabajo y futuro” para el país. En la agenda de Bolsonaro, hay una constante valorización de la familia y los valores tradicionales justamente para contrastar con la agenda más liberal de Lula en temas tales como el aborto o la legalizacion del cannabis.
En política exterior, con varias coincidencias
El eje de la disputa entre Bolsonaro y Lula se traslada al tema de los impuestos, a la cuestión del presupuesto destinado a salud o educación, o bien, a temas que suelen polarizar la opinión pública como el aborto o la legalización del cannabis.
Sin embargo, en política exterior, las diferencias entre Bolsonaro y Lula se atenúan. Aunque Bolsonaro tuvo un acercamiento con los Estados Unidos, fue sobre todo durante la administración de Donald Trump, y no tanto de Joe Biden. La versión más “moderada” de Lula, vaticina que Brasil mantendrá sus buenas relaciones con Estados Unidos, aunque tanto Bolsonaro como Lula tienen su eje puesto sobre los BRICS, este bloque económico donde Brasil aspira a crecer cada vez más como socio de grandes mercados con altas demandas, tales como los de China, India o Rusia.
En relación al Mercosur. Bolsonaro buscó una postura más moderada en los últimos meses. Sobre todo porque los productos industriales brasileros tienen gran peso en los mercados de Argentina, Uruguay y Paraguay, y una apertura total podría perjudicar en relación de precios a Brasil, frente a otros competidores como China. Lula mantiene, en su discurso, la idea de que el Mercosur es importante para Brasil y que Brasil necesita de sus vecinos.
Este fenómeno tiene una explicación: en Brasil existe, desde 2002, una línea de trabajo en política exterior medianamente continua a pesar de los cambios de gobierno. Es una línea de trabajo que sitúa a los intereses del país por sobre cualquier eventual sociedad o alianza, lo que coloca a Brasil como un país extremadamente pragmático a la hora de alcanzar acuerdos con el mundo.