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China y Rusia desafían el dominio aéreo de EE.UU. con nueva tecnología militar furtiva

El desarrollo de sistemas de detección avanzados por parte de Moscú y Beijing pone en jaque la ventaja estratégica de Washington. Especialistas advierten un posible cambio en el equilibrio global del poder militar.


En un escenario internacional marcado por crecientes tensiones en Europa del Este y el Indo-Pacífico, una nueva alarma encendió los radares de seguridad nacional en Estados Unidos: China y Rusia avanzaron significativamente en el desarrollo de sistemas capaces de detectar aeronaves furtivas estadounidenses, un pilar clave de su estrategia militar ofensiva y disuasiva.

Felices Fiestas

Durante décadas, Estados Unidos mantuvo la supremacía aérea gracias a sus aviones de quinta generación como el F-35 Lightning II, el F-22 Raptor y bombarderos estratégicos como el B-2 Spirit, diseñados con tecnología “stealth” (furtiva) para operar sin ser detectados por radares enemigos. Esta capacidad de invisibilidad táctica permitió lanzar ataques de precisión sin aviso previo.

Sin embargo, nuevos desarrollos tecnológicos en Beijing y Moscú están cambiando el tablero. Ambas potencias han invertido en radares de baja frecuencia, especialmente en bandas VHF, una tecnología que compromete la efectividad de los materiales furtivos estadounidenses. A diferencia de los radares convencionales, los VHF pueden detectar aeronaves con baja firma de radar a distancias considerables, desafiando el paradigma aéreo establecido.

Avances clave: el JY-27A chino y el Nebo-M ruso

China ha desplegado el sistema JY-27A, un radar de barrido electrónico activo (AESA) en banda VHF, capaz de detectar objetivos a gran altitud y en condiciones de sigilo. Rusia, por su parte, ha avanzado con el complejo Nebo-M, que integra múltiples bandas (VHF, UHF y L) y combina datos de diferentes sensores para una imagen más precisa del espacio aéreo.

Ambas naciones integran estas capacidades con plataformas satelitales, sistemas aéreos no tripulados y sensores terrestres, generando una visión multicapa del cielo. En términos prácticos, esto significa que podrían detectar, rastrear y eventualmente neutralizar a los cazas y bombarderos más avanzados del arsenal estadounidense.

¿Qué riesgos implica esta tecnología?

El impacto estratégico es considerable:

RIO GRANDE
  • Pérdida del elemento sorpresa: Estados Unidos podría ver limitada su capacidad de realizar operaciones rápidas y encubiertas en zonas sensibles como el mar de la China Meridional o el mar Báltico.
  • Vulnerabilidad de la disuasión nuclear: Los bombarderos furtivos —clave en la tríada nuclear— podrían ser identificados antes de completar su misión.
  • Cambio de equilibrio regional: China podría consolidar su influencia en Taiwán, y Rusia fortalecer su posición en el flanco oriental de Europa.

Un hecho reciente en Yemen refuerza esta preocupación. Medios occidentales informaron que un caza F-35 habría sido detectado y casi derribado por sistemas A2/AD (antiacceso/negación de área) operados por los rebeldes hutíes, posiblemente con asistencia técnica extranjera. Esto remite al caso de 1999 en Serbia, cuando un F-117 Nighthawk, el primer avión furtivo del mundo, fue derribado por defensas aéreas soviéticas adaptadas.

Una nueva carrera tecnológica

Estados Unidos ya trabaja en nuevas estrategias, como el uso de inteligencia artificial, guerra electrónica y enjambres de drones, para contrarrestar estas amenazas. No obstante, analistas advierten que el dominio aéreo ya no está garantizado, y que el equilibrio militar global podría estar entrando en una nueva fase de disputa tecnológica.

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