DEPORTES

Demichelis tiene “Fuerzas”, ¿El hincha tiene paciencia?

Dura derrota de River en las semis de la Copa de Liga. Central lo dejó en el camino por penales y el equipo sumó su tercera eliminación en mano a mano, de cuatro disputados en el año.


“¿Querías el mata mata? Ahí lo ganamos el mata mata, buenas noches”. Se lo dijo en la conferencia de prensa pasada Martín Demichelis a un histórico periodista partidario. Antes había dicho “no sirve jugar bien y quedar eliminados”. Ayer habrá servido. La semana anterior, River le había ganado a Belgrado de casualidad y el técnico decidió incurrir en cierta soberbia que llamó un poco la atención, aunque no era la primera vez. La inquietud era genuina y generalizada: ¿qué le pasa a River en las series de eliminación? ¿Por qué sufre tanto? ¿Por qué no impone el peso de sus nombres al menos? Contra Central, en la rueda de prensa posterior, no hubo mensaje ácido, se trató de explicar lo que se viene explicando de manera recurrente. A veces es mejor no decir nada.

La semana previa a este partido tuvo una pequeña y ruidosa corriente (en algunas voces) de defensa del entrenador: “Hay mucha histeria”, “no estamos tan mal”“le sacamos muchos puntos al segundo en la tabla general”, “mucha viuda de Gallardo dando vuelta”“hay hinchas que quieren que River pierda solo para tener razón”“seremos menos malos que los demás” y demás expresiones que buscaron reducir la crítica a un berrinche juvenil, señalando como principal actor de queja a un sector joven, “hinchas sub 25” para quienes, al parecer, “todos es ganar y ganar”. Personalmente creo que la desaprobación hacia Demichelis se ha hecho general en el último tiempo y no se circunscribe a una cuestión etaria: lo putean de todas las edades. Y el mayor problema está dado en que el cuestionamiento hacia el coach ha sido autoinfligido: solito se ha dado uno y otro tiro en el pie.

Es que no son los hinchas los que llamaron a un off con periodistas a los que no conocían para hablarles mal de los jugadores de su propio plantelNo son los hinchas los que un día ponen a un jugador y al otro día lo desaparecen del equipo sin explicación alguna. ¿Dónde está Aliendro? No son los hinchas los que persisten en una pésima lectura del juego en muchos partidos realizando cambios que parten al equipo en dosNo son los hinchas los que teniendo un plantelazo y jugando una sola competición desde hace cinco meses, no pueden eliminar a equipos con presupuestos infinitamente menores. No son los hinchas los que solo ponen a los pibes cuando las papas recontra queman. No son los hinchas los que insisten e insisten con delanteros de cuestionable movilidad y compromiso.

La crítica es fundada. Y lleva bastante tiempo ya. Es sostenida y se ha hecho general. La respuesta del entrenador es: “Yo no leo nada”. Como para preservarse también de las turbas de odio tan características de esta época. Se entiende. Pero también hay otras opiniones que se basan en la contribución genuina y no en el daño. Quizás, aceptar un poco los señalamientos de buena fe puedan ser de ayuda, nos hemos cansado de decirlo. De hecho, pareció que había hecho un guiño, como si hubiera acusado recibo de los cuestionamientos. Por fin lo puso a Boselli, sí, de lateral derecho sí, pero bastó que lo pusiera de titular como para que pueda hacerle saber que el pibe está para la oportunidad, en lugar de complicar la carrera de Santiago Simón con esa improvisación. Colidio jugó en el lugar que se le pedía, detrás del punta, no tirado a un costado tipo extremo. Echeverri fue finalmente convocado y hasta tuvo minutos. O sea, pareció que el DT había tomado nota de algunas, solo de de algunas de las ideas de la gente que saltaban a la vista y aparecían como urgentes.

Y River jugó bastante bien ese primer tiempo. Encontró pases, fluyó el juego, estuvo fresco, De la Cruz manejaba el equipo plantado como doble cinco, conectando con Colidio ubicado como una suerte de contrapívot, generando riesgo latente. Boselli controló bien al indómito Campaz, Enzo Pérez estuvo atento, cortando y asistiendo entre las líneas, y Barco mostró cierta peligrosidad en el traslado. Faltó concretar, quizás por dos razones: hacía mucho tiempo que River no llegaba con mucha gente al área y evidentemente perdió la costumbre en la eficacia. Y la segunda: todos los problemas que Beltrán le resolvía a Demichelis, sin dudas, no se los resuelve Rondón. River mereció pero no se llevó nada. Y, en el segundo tiempo, Central le encontró la vuelta, el DT hizo el desaguisado habitual con las modificaciones y todo fue camino a lo peor. No, un gol de Central no: los penales.

El demichelismo (¿existirá tal cosa?) inyectará en los jugadores que ejecutaron toda la responsabilidad por la eliminación. Que, por supuesto, en bastante medida la tienen. Enzo Díaz, Palavecino, el Pity Martínez y Manu Lanzini patearon de manera inexplicable, con una apatía que es difícil de entender. Hay equipos que son ganadores y otros que son perdedores y las definiciones por penales muchas veces exponen esto. Pero, ¿es toda de los jugadores? No pareció advertirse una arenga motivadora del entrenador previo a las ejecuciones, estaba al costado con una cruz, después jugando con una botellita. No hubo, tampoco, una lista de ejecutantes, decidían ahí quiénes iban a patear. Es extraño que en el fútbol de hoy, donde se presentan todo tipo de carpetas con datos, análisis, con equipos largos de trabajo que incluyen videoanalistas, entrenadores de arqueros, ayudantes técnicos y demás, no se trabaje fuertemente el detalle. Que ni siquiera es tan detalle, en esta Copa de la Liga todos los partidos de playoff terminaron empatados menos uno, el de River con Belgrano. Bastaba prestarle atención a eso. A que Central eliminó por penales a Racing por esa vía la semana pasada. Por lo tanto, como también pasa en la Libertadores sin el gol de visitante contado doble, es clave trabajar este aspecto definitorio. River lo subestima, hace mucho tiempo. No lo trabaja. Y lo sufre. Es hora de cambiar eso. Ojalá que este cuerpo técnico, donde hay un ex arquero sumado a un entrenador de arqueros, pueda verlo.

RIO GRANDE

Fue entonces final anticipado, River estaba tambaleando hace rato. Cierra un año mediocre, pero todavía puede adosarle un título más, tiene el Trofeo de Campeones en un par de semanas. No creo que deba ser un ultimátum para el entrenador dicho match, aunque River ya ha desperdiciado muchísimo tiempo durante este año. Lamentablemente, el propio entrenador, que hoy declara que tiene “fuerzas para seguir”, se ha encerrado solo en un laberinto y, al parecer, fuera de éste, no parece haber muchísima gente con la paciencia suficiente como para ver si logra salir allí.

Deseamos aquí que ojalá lo haga. Ojalá Demichelis pueda lograr que River enderece la nave con él al mando. Pero es escuchando. Si no, será muy complicado. 

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