Elecciones en Bolivia: La fractura del MAS allanó el camino a la derecha y reconfigura el escenario político
Los comicios presidenciales se realizaron en un clima tenso y con fuerte fragmentación del oficialismo. Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga disputarán el balotaje del 19 de octubre, mientras el MAS, dividido y debilitado, sufrió un histórico retroceso. Evo Morales llamó a anular el voto y denunció un posible fraude.
La ciudadanía boliviana acudió este domingo a las urnas para elegir presidente, vicepresidente y representantes legislativos, en unos comicios atravesados por la crisis económica más aguda en cuatro décadas y la profunda fractura interna del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que gobernó Bolivia durante los últimos 20 años.
Con el 80% de las mesas escrutadas hacia las 22 horas, el panorama electoral mostraba una clara tendencia: Rodrigo Paz lideraba los resultados con el 31,6% de los votos, seguido por Jorge “Tuto” Quiroga con el 27,1%, lo que anticipa un balotaje entre ambos para el próximo 19 de octubre. Más relegados quedaban Samuel Doria Medina (19,5%) y el candidato oficialista, Andrónico Rodríguez, con apenas 8,2%, un revés sin precedentes para el MAS.
Incidentes aislados y clima de tensión
El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, calificó la jornada como “tranquila”, aunque admitió “hechos aislados que no desvirtúan el proceso electoral”. Entre los incidentes más llamativos, un hombre intentó robar una urna en Ginebra, Suiza, y en el Trópico de Cochabamba, bastión histórico de Evo Morales, el senador y candidato Andrónico Rodríguez fue agredido y abucheado por una turba que lo tildó de “traidor”.
Rodríguez, que llegó a votar con demora tras la explosión de un cartucho de dinamita cerca del colegio electoral, debió retirarse escoltado y entre empujones. El incidente refleja la crisis de liderazgo y fragmentación que atraviesa el MAS, enfrentado internamente entre el ala dura referenciada en Evo Morales y la estructura institucional que responde al presidente Luis Arce.
Evo, en contra de su propio partido
Buena parte de la atención estuvo centrada en el accionar del expresidente Evo Morales, quien desde el Trópico de Cochabamba llamó abiertamente a anular el voto. Lo hizo con énfasis, gritando frente a las cámaras, en un gesto que evidencia el quiebre total con el actual oficialismo.
Evo fue más allá y denunció —sin presentar pruebas— que el gobierno de Luis Arce, su ex aliado y ahora adversario político, planeaba montar un fraude para beneficiar al candidato oficialista Eduardo del Castillo, quien no superaba el 2% en las encuestas previas.
Morales también criticó la reciente decisión de Arce de cambiar la cúpula militar en vísperas de los comicios, y acusó al Ejecutivo de presionar a empleados públicos y sus familias para forzar el voto hacia Del Castillo.
Mientras tanto, Morales continúa amparado por sindicatos cocaleros del Chapare, evitando declarar ante la Justicia por una causa que lo investiga por presunto abuso de una menor durante su presidencia.
Una transición en marcha
Desde el Palacio Quemado, el presidente Arce —quien fue abucheado al llegar al colegio donde votó— sostuvo que respetará los resultados y se comprometió a garantizar una transición ordenada. Sus palabras buscaron aportar calma, aunque el resultado deja al MAS en su peor posición electoral en dos décadas.
En declaraciones tras conocerse los primeros resultados, Jorge Quiroga advirtió; “Bolivia cambiará dramáticamente tras estos años destructivos, polarizantes, de persecución y mucho dolor”.
Con un balotaje en el horizonte entre fuerzas que representan distintas expresiones del centro y la derecha, la Bolivia de 2025 se encamina a dejar atrás un largo ciclo de hegemonía del MAS, en medio de incertidumbre económica, polarización y una ciudadanía que busca renovar el liderazgo político del país.