Facultad Regional Río Grande: Se graduó un nuevo Ingeniero Industrial
Nicolás Brizuela, quien sufrió un grave accidente en 2019, logró superar sus dificultades y graduarse como ingeniero industrial. Su historia de perseverancia y sacrificio es un ejemplo. "La Universidad Tecnológica Nacional cumple su misión de brindar oportunidades y Nicolás demuestra que la ingeniería es su vida. Estamos orgullosos de haberlo acompañado en su camino hacia el éxito", destacó el Decano de la Facultad Regional Río Grande de la UTN, ingeniero Mario Félix Ferreyra.
El último viernes a la noche Nicolás Brizuela defendió ante la mesa de examen final su tesis que lo convirtió en Ingeniero Industrial, si bien ya había logrado la aprobación días antes. El acta de examen fue firmada por los profesores Ingeniero Hugo Bonifacini, Aníbal Vallejos (Director del Departamento de Ingeniería Industrial) y Francisco Álvarez (Vicedecano de la FRTDF de la UTN).
En esta mesa final asistió, como veedor, el Decano de la Facultad Regional Río Grande de la UTN, ingeniero Mario Ferreyra, quien junto a las autoridades académicas y la familia de Nicolás Brizuela, brindó su reconocimiento al joven por haber superado esta trascendental etapa de su vida.
Enrique Nicolás Brizuela, entonces de 33 años, sufrió una potente descarga eléctrica el 19 de noviembre de 2019 mientras operaba un equipo en la Usina de la Cooperativa Eléctrica. De inmediato fue internado con urgencia en la sala de cuidados intensivos del Hospital Regional Río Grande en muy grave estado de salud.
Según reflejaron las crónicas de esa época, el accidente laboral sucedió a las 16.00 aproximadamente, de ese día, en circunstancias en que estaba realizando tareas en una celda de 13.200 voltios.
A instancias de esa descarga, perdió su brazo derecho y sufrió quemaduras en el rostro, además de secuelas en otras partes del cuerpo.
“Mi fuerza por vivir fue mi familia y la comunidad fueguina”
Nicolás confió tras su graduación que se encuentra feliz de haberse recuperado de ese terrible accidente y haber podido terminar su carrera. Atribuyó su fuerza de supervivencia a su familia y a la comunidad que oró por él. Junto a su novia Camila, planea relajarse antes de resolver algunos asuntos pendientes. Agradeció el apoyo de su familia y brindó un párrafo aparte al pueblo fueguino. Espera una cirugía y luego decidirá su futuro laboral. Es un ejemplo para aquellos que se rinden fácilmente. Su proyecto de presentación es sobre las baterías de litio.
“La verdad que muy contento feliz de poder haberme repuesto de mi accidente y volver a tener las ganas y por suerte digamos que estamos bien y pude sacar mis últimas tres materias, entregar mi proyecto final y lograr terminar lo que era una de las cosas que me habían quedado pendiente”, dijo.
Sobre el fatídico día confesó que “lo que recuerdo es que en el momento del accidente como que se me apagó la pantalla y la volví a abrir en Buenos Aires cuando me despertaron. Ahí me di cuenta de lo que había sucedido. Y desde ahí arranqué, vi la situación y me dije que iba a ser un largo camino, que había que poner muchas ganas, y que tenía que salir adelante. Porque lamentablemente fue un hecho no fortuito, pero no me iba a rendir, más que nada por mi familia, mis abuelas y todo lo que venía haciendo no lo podía dejar”.
Agregó que “había que seguir adelante y luchar por eso. Y bueno, luego de tres años largos y un poquito más, me pude sobreponer. Me puse a prueba para ponerme a estudiar y pude notar de que solamente eran cosas físicas, mi cabeza estaba intacta, podía estudiar normalmente como siempre y había que finalizar lo que había que terminar porque previo al accidente todo lleva un esfuerzo y en la cual siempre hay que buscar lograr tu objetivo y justamente era recibirme”.
El flamante Ingeniero destacó el acompañamiento de su novia que estuvo presente en la graduación. “Ella también es parte de esta fuerza de voluntad. Mi novia se llama Camila, ella es ingeniera industrial, la conocí acá, se recibió en el mismo año del accidente, pero unos meses antes. Obviamente ella me acompañó siempre, al igual que mi familia, mis padres, ellos estuvieron siempre en toda la etapa”.
Aseguró que Camila “es de fierro; lamentablemente yo le impedí que pueda también ejercer y trabajar de lo que ella estudió porque también obviamente se esforzó al igual que yo para lograrlo y ahora que ya se está normalizando la vida, tanto mía la de ella, también se va a normalizar y va a poder realizar las cosas que ella quiera”.
Nicolás agradeció a su mamá Yolanda ‘Yoly’, a su papá Luís, a sus abuelas, ambas de 87 años, su abuela materna también se llama Yolanda y estuvo presente en la graduación y su abuela paterna se llama María. Asimismo, a sus hermanos Alan y Lautaro.
“Obviamente que el apoyo de la familia es muy importante. En mi accidente, a pesar de que tenía yo las visitas, no esperaba la hora que ellos pudieran entrar. Era muy complejo porque mucho tiempo estuve en terapia intensiva, pero también tuvieron la amabilidad en las dos clínicas que estuve, en permitirles entrar porque necesitaba poner mucha fuerza familiar para que yo siga adelante, para que siga empujando y saliendo poco a poco del estado que estaba”, recordó.
“Sin ellos no habría podido lograrlo, sí lo hice con esa energía positiva. Otra de las cosas fundamentales que anteriormente nunca salí en medios porque no me sentía bien -porque era un momento medio difícil-, pero lo que sí quiero hacerlo hoy, es decirle a todo el pueblo fueguino que todas esas buenas energías que mi mamá me contó y familiares, hasta mi novia, le quiero agradecer de todo corazón porque las cosas buenas ayudan y los fueguinos me han acompañado. Vi muchas cosas lindas y le agradezco a toda la gente, al pueblo fueguino que me apoyó con oraciones, rezaron por mí. Les agradezco de todo corazón”.
Consultado cómo seguirá en esta nueva etapa, Nicolás confió que de ahora en adelante “voy a relajarme un poco, me quedan cosas pendientes por resolver, estoy esperando una derivación a Buenos Aires, me queda hacerme una cirugía de oído, estoy esperando el llamado. Luego de eso tengo una recuperación y después de ahí, yo creo, que me quedo para que me hagan estudios y empezar a ver cuándo se gestione el alta, también hablar con la gente Cooperativa Eléctrica para ver si me pueden reabsorber o ver mi situación, para dónde va mi vida. Pero nada, con toda la fuerza siempre, de que para donde salga mi vida voy a ir y voy a poner lo mejor de mí, para estar bien, mejor y como yo quiero”.
Respecto de su actual situación contractual con la Cooperativa Eléctrica, explicó que, “por ahora, estoy bajo la ART (Aseguradora de Riesgo del Trabajo), sigo siendo empleado hasta que se resuelva mi situación de alta. Una vez que yo tenga el alta, ahí tengo que ponerme a dialogar con ellos; ya tuve una charla previamente con la parte de la administración y estaba todo por verse, luego del alta. Ahora están evaluando si me pueden reubicar, pero con la parte administrativa está todo bien”.
Un mensaje de esperanza
“Como todo ser humano, creo que a veces buscamos las cosas que nos quedan más cómodos, no salir de esta línea de confort. Pero lo que hay que poner siempre es ganas de vivir. A veces la vida es complicada, no es fácil para todos. A algunos se les hace fácil, a otros no. Pero la idea, creo yo, es superarse siempre. Todo padre creo que quiere que su hijo lo supere o que le logre alguna meta, alguna carrera. Creo que es el mejor regalo que le podes dar a tu papá. Por todo el esfuerzo que hacen en educarte y criarte. Entiendo que es difícil, pero hay que saber que se puede. Por más que tuve un accidente grave, me intenté recuperar, me recuperé de la manera que se puede, pero después hay que poner obviamente las ganas de volver a realizarlo, y se puede, todo se puede, hay que proponérselo y darle para adelante nada más”.
Nicolás Brizuela fue consultado sobre su proyecto de presentación. “Se trató de baterías de litio. Como es un boom a nivel mundial y teniendo en cuenta que nosotros tenemos una gran reserva, apuntamos a eso con mis compañeros cuando realizamos la tesis”.
Para Mario Ferreyra, “Nicolás es un ejemplo”
El ingeniero Mario Ferreira observó que era difícil que Nicolás Brizuela volviera, primero a reponerse en la vida y mucho más difícil todavía seguir estudiando y retomar su carrera, pero finalmente lo logró, se recibió. “La experiencia es sumamente emocionante, positiva, sentir que alguien que tuvo un accidente que prácticamente lo dejó al borde de la muerte, haya luchado, se haya recuperado y haya logrado terminar su carrera. Durante tres años estuvo luchando por su vida para sobrevivir y una vez que logró recuperarse volvió a la universidad y se graduó. Creo que es un ejemplo para todos nosotros de perseverancia, de querer vivir, de querer esforzarse para llegar al mérito de obtener un título. Y a nosotros nos reconforta mucho eso, porque si algo le decimos a quienes vienen a la universidad, que es un sacrificio el dejar a amigos, a la familia, para venir las cinco horas que hay que estar todos los días, es digamos, muy fuerte. Y la recompensa que se tiene es recibir el diploma. Para algunos es probable que no sientan lo hermoso, lo lindo y lo satisfactorio que es tener un diploma que uno alcanzó con largos años de estudio, haciendo grandes sacrificios, como justamente el de estar alejado un poco de la familia, porque entre las cinco horas y la abstracción de estar estudiando y resolviendo cuestiones, es mucho más el tiempo que uno deja la familia”. Celebró que “ahora viene el momento de alegría, viene el momento de felicidad y los disfrutamos todos. Nosotros especialmente, porque sentimos que la Universidad Tecnológica Nacional cumple con su misión y función de brindar oportunidades, de hacer que personas que tienen ganas, que se sienten fuertes, que son inteligentes, puedan cumplir con sus objetivos de tener el título de ingeniero, en este caso de ingeniero industrial. Para nosotros la ingeniería es la vida. Y bueno, Nicolás Brizuela demostró que la ingeniería es la vida para él porque a pesar de, como dije, haber estado al borde de perder la vida, se recuperó, luchó y se recibió de ingeniero”.
Finalmente destacó que “el amor propio de Nicolás realmente venció todas las barreras, porque cuando uno está en una situación así como la de él, es realmente difícil imaginárselo. Todo el sufrimiento y toda la garra que le puso para sobrevivir y venir a cumplir con su objetivo en la universidad, que es una parte de sus objetivos de vida. Y nosotros estamos felices de haberlo podido guiar, de haberlo podido acompañar, de haberlo podido cuidar en los momentos que él estuvo acá en la universidad para que se pudiera recibir. Y darle la felicidad a su novia, darle la felicidad a sus padres especialmente, a su abuela que estuvo presente acompañándolo y eso demuestra que el sacrificio por el cual él pasó, tanto en el accidente laboral como aquí en la universidad estudiando tuvo un eco familiar muy importante que se vino a pronunciar acá también en la universidad Por lo cual le agradecemos a los familiares de Nicolás que lo hayan acompañado a su último examen”.
Una mamá orgullosa: “Nicolás es un pilar fundamental en nuestras vidas”
Yolanda Godoy, madre de Nicolás Brizuela, expresó su orgullo por el egreso de su hijo luego de tres años y nueve meses de recuperación tras sufrir quemaduras y amputaciones. Destaca la fortaleza de Nicolás y su deseo de seguir adelante. Agradece el apoyo recibido y dice que su hijo es un ejemplo para la comunidad.
“Para nosotros los papás, la familia Nico es un orgullo. Después de todo lo sucedido, tener esa fortaleza de seguir adelante, del querer terminar. Él sí demostró que se puede, que la fortaleza que tiene demostró que pese a las adversidades se puede terminar una carrera y acá estamos, acompañándolo”.
Compartió que “para nosotros, su accidente fue terrible. Él tuvo que recorrer un camino muy largo, más de tres años y nueve meses para reponerse. Le quedan algunas cosas por arreglar y terminar. Lo bueno es su ejemplo, las ganas de volver, de trabajar, de realizarse como persona y de acompañar a la sociedad en su crecimiento con su profesión”.
Visiblemente emocionada, Yolanda confió que Nicolás “es mi hijo mayor. Tengo dos más y él es el pilar fundamental para nosotros también y nosotros, desde el primer día acompañándolo hasta ahora. Tiene mucho por vivir, es joven, le interesa seguir y quiere seguir. Nosotros apuntalamos la situación como pudimos. Esta fue una etapa muy dura para él, siempre estuvo -de a poco- el incentivo de que siga, cuando ahora se sintió fortalecido y con ganas porque esto fue un golpe muy grande para él, no es fácil, muy joven. Pero él este paso lo quería terminar, finalizar”.
Finalmente contó que Nicolás “tiene una amputación de su brazo derecho, quemaduras en el pecho, después una descarga eléctrica también, sufrió en la pierna. Fue muy complejo y no fue fácil para nada. Tres años y medio estuvo en Buenos Aires, es mucho tiempo, cuando se repuso un poco, venía quince días o veinte y se iba de nuevo. Este lapso le dio como para que él termine esta carrera”.