Geneviève Jeanningros, la amiga cercana del papa Francisco, explicó por qué rompió el protocolo en su funeral
La monja, miembro de las Hermanitas de Jesús, se presentó en la Basílica de San Pedro para despedir a quien consideraba "un padre, un hermano y un amigo".
La despedida del papa Francisco conmovió al mundo entero, pero para una de sus amigas más cercanas, el dolor de su partida no podía ser contenido por las reglas del protocolo.
Geneviève Jeanningros, una monja de 82 años y miembro de las Hermanitas de Jesús, rompió con la tradición de los funerales papales y se inclinó en llanto frente al ataúd de Francisco. Su gesto de dolor fue una muestra de la profunda relación que compartía con él, un vínculo que trascendió lo religioso.
En una entrevista con Vatican News, Jeanningros explicó el motivo detrás de su actitud. “Lo quería demasiado, eso es todo”, afirmó con la voz entrecortada.
La hermana Geneviève fue una de las pocas personas que, al estar en la fila dentro de la Basílica de San Pedro, decidió salir de la misma para acercarse más al ataúd de Francisco y llorar en su despedida. Al ser consultada por los medios, la monja de 82 años admitió que no estaba preparada para hablar en ese momento.
“No quiero hablar con nadie, les pido disculpas”, dijo. Sin embargo, resaltó que su acto no era más que una forma de rendir homenaje a lo que describió como “un gran papa”, alguien que ella consideraba más que un líder religioso: “Era un padre, un hermano, un amigo. Todos lo echarán de menos”, afirmó.
A su vez, expresó que extrañará “sus ojos” y “su mirada” cuando él le decía que siguiera adelante. “Tuvimos mucha ayuda, sí, pero tal vez, más la ayuda moral. Vinimos tantas veces, su acogida no tenía límites. Y luego, mucha esperanza”, agregó la hermana Geneviève.
Quién es Geneviève Jeanningros, una de las amistades más cercanas del papa Francisco
Durante más de 56 años, la hermana Geneviève dedicó su vida a trabajar con aquellos que la sociedad más marginaba: los feriantes y las mujeres trans en Roma. A lo largo de este tiempo, desarrolló una relación cercana con el Papa, quien la llamaba cariñosamente “enfant terrible” (niño terrible) y con quien compartía risas y palabras de apoyo.
Jeanningros también fue testigo de la participación activa del Papa en la mejora de las condiciones de vida de personas en situación de vulnerabilidad.
Durante la pandemia de Covid-19, ella, junto con el párroco Andrea Conocchia, hizo gestiones para asegurar que los trabajadores de las ferias y la comunidad trans recibieran la ayuda necesaria.
Fue ella quien logró que Francisco visitara a los feriantes de Ostia en julio de 2024, un acto que quedó grabado como un testimonio más de su cercanía con los más necesitados.