Guatemala: “Hoy comienzan cuatro años de un mandato que seguramente estará marcado por una serie de obstáculos, en la que se deberá adoptar decisiones difíciles”
Fueron las palabras del Presidente de Guatemala electo, Bernardo Arévalo en la que atravesó la primera jornada de su mandato con actos protocolares, con un discurso de asunción.
El flamante presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, que recién pudo jurar el cargo de madrugada por las diferencias en la instalación del nuevo Congreso, atravesó la primera jornada de su mandato con actos protocolares y la convicción, que expuso en su discurso de asunción, de que le tocarán “años marcados por obstáculos” y que deberá adoptar “decisiones difíciles”.
“Presidente de la República de Guatemala 2024-2028”, dice la presentación de la cuenta en la red X (antes Twitter) de Arévalo, que en su último mensaje publicó una foto propia ya con la banda presidencial y un breve texto: “Con ustedes y por ustedes. Guatemala avanza”.
Pareció una suerte de descargo ante las trabas de la inédita jornada de asunción del mando que le tocó el domingo, cuando pudo jurar después de muchas horas de demora respecto de los horarios inicialmente previstos y una vez que fueron sorteadas -en buena medida por la presión internacional- las vallas que se multiplicaban hasta llegar a la asunción
Desde el balcón del Palacio Nacional, en el centro de la capital, Arévalo pidió a los guatemaltecos acompañarlo en su gestión para rescatar las instituciones del país de la “corrupción” y lograr el desarrollo social en este empobrecido país centroamericano.
“Inician hoy cuatro años de un mandato que seguramente estará marcado por una serie de obstáculos, muchos de los cuales no podemos prever en este momento”, admitió. Y agregó: “Sabemos que el cambio puede ser difícil”.
El presidente, sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, dio por seguro que a su Gobierno le tocará “tomar decisiones difíciles” y enfrentará “momentos de duda y temor”.
“En los próximos años, la tentación de confrontar y aumentar nuestras diferencias será recurrente. Este periodo conllevará la posibilidad de cometer errores” y recibir críticas, dijo.
No obstante, reiteró su compromiso de “transformar”, no sólo las instituciones del Estado, sino también la “realidad cotidiana” de los guatemaltecos.
“No más corrupción, no más exclusión”, sentenció el presidente, con la banda presidencial cruzada en el pecho y frente una multitud de seguidores que celebraron y bailaron al ritmo de grupos musicales.
Recién de madrugada Arévalo inició su gestión de cuatro años, en un acto en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.
La ceremonia de investidura, que debía ser una sucesión de pasos formales, se alargó por horas y hasta puso en duda la asunción de Arévalo, en principio por desinteligencias en el Parlamento en torno a si los diputados electos estaban en condiciones legales de asumir y, atado a eso, a la designación de autoridades, en medio de desbordes de los controles de seguridad por manifestaciones.
El esquema de recambio presidencial prevé pasos, como mínimo, curiosos: los nuevos diputados -elegidos en junio- asumen apenas un rato antes que el presidente, pero una Junta de Calificaciones debe certificar la documentación para ver si todos están en condiciones de jurar.
Esa tarea llevó varias horas, fue interrumpida no menos de tres veces por dirigentes y legisladores electos y cuando la sesión se retomó estaba resuelto que los diputados del ahora gobernante Movimiento Semilla debían asumir como independientes, según orden de la Corte de Constitucionalidad, porque la personería del partido estaba suspendida.
Una vez que asumió la nueva composición, se mocionó aceptar a Semilla como bancada, lo que fue aprobado, y Samuel Pérez, oficialista y de apenas 31 años, fue elegido titular del Parlamento, porque Semilla logró acuerdos para sumar 92 votos de los 160 del cuerpo.
Para entonces, Guatemala llevaba al menos técnicamente varias horas de acefalía, porque una cláusula transitoria de la Constitución establece que el mandato del jefe del Estado vence a las 16 del 14 de enero.
“Nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir, y que mediante la unidad y la confianza podemos transformar el panorama político en Guatemala”, afirmó Arévalo ya como presidente, y agregó que en los últimos meses, el país se enfrentó a “complejas tensiones y desafíos” que llevaron a muchos a pensar que estaban “destinados a un retroceso autoritario”, pero “el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría”.
Desde su victoria en el balotaje de agosto, Arévalo recibió un apoyo internacional generalizado, con Estados Unidos, la Unión Europea, la OEA, el Mercosur y países de la región abroquelados en pos de su asunción.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, renovó este lunes su apoyo con una felicitación al nuevo mandatario y reiteró su “compromiso compartido con la democracia y la voluntad del pueblo”. En términos similares se expresó la vice Kamala Harris.
Rusia, Francia, el Reino Unido y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también hicieron llegar sus felicitaciones.
Desde que Arévalo pasó sorpresivamente en junio a la segunda vuelta electoral, prometiendo combatir a los corruptos, la Fiscalía guatemalteca emprendió una ofensiva con la que buscó retirarle su inmunidad, desarticular su partido y anular los comicios, argumentando anomalías electorales.
Esta madrugada, las organizaciones indígenas que se manifestaron durante 106 días frente a la sede de la Fiscalía, en Ciudad de Guatemala, acordaron acabar con la protesta tras reunirse con Arévalo.
Al nuevo mandatario le tocó este lunes terminar con los actos formales de su nuevo cargo: por la mañana estuvo junto a su vice, Karin Herrera, en la Catedral Metropolitana para presenciar el Te Deum, y luego, en un escenario inusual, el Ejército de Guatemala le rindió honores y le entregó el bastón de mando que lo convierte en comandante general de la fuerza.
Este acto suele hacerse en la Brigada Militar Mariscal Zavala, pero este lunes se realizó en la Plaza de la Constitución, frente al palacio de la Cultura.
Tras los 21 cañonazos de rigor, Arévalo destacó que el Ejército “asumirá el rol que la Constitución de la República le asigna al brindar apoyo a las fuerzas de seguridad civiles en la lucha contra amenazas como el crimen organizado, la delincuencia transnacional y la vulnerabilidad ante fenómenos naturales” y prometió avanzar en la modernización de la fuerza.