La confesión de Lautaro Martínez tras la clasificación del Inter: “Estuve dos días llorando”
La noche del Giuseppe Meazza fue una fiesta teñida de azul y negro. Inter derrotó 4-3 al Barcelona en una semifinal para el recuerdo y selló su pase a la gran final de la Champions League. Pero entre los abrazos, los gritos y los festejos, Lautaro Martínez dejó ver el otro lado de la historia: el del dolor, el esfuerzo silencioso y las lágrimas que nadie ve.

“El Toro” fue protagonista absoluto al marcar el primer tanto del encuentro, apenas días después de haber encendido las alarmas por una lesión sufrida en el partido de ida. Contra todos los pronósticos, se recuperó en tiempo récord, fue titular y cumplió con creces en una noche que ya forma parte de la historia del club.
“No estaba para jugar”, confesó Lautaro ante las cámaras de Movistar Plus+, visiblemente emocionado. “Le mando un saludo a mi madre que no quería que juegue este partido. Ella sufre cuando no estoy bien, pero estos son los momentos en los que más quiero estar adentro de la cancha. Hice un esfuerzo más porque valía la pena. Gracias a Dios me dio la pierna para 60 minutos”.
El delantero argentino, que ya había demostrado coraje en otras instancias decisivas, reveló que los días posteriores a la lesión fueron muy duros. En diálogo con Sky Sports Italia, contó: “Los primeros días estuve llorando en casa porque no era lo que quería. Hice doble sesión toda la semana para recuperarme, pese al poco tiempo. Vivo el fútbol así, con pasión”.
La clasificación a la final del 31 de mayo, donde Inter se medirá con el ganador del duelo entre PSG y Arsenal, representa mucho más que un objetivo cumplido. Para Lautaro, es también la posibilidad de cerrar un ciclo de crecimiento personal y profesional.
“Desde el primer partido sabíamos que éramos capaces. Esta es una gran oportunidad de quedar en la historia del club. Pero primero tenemos que pensar en la liga”, remarcó, con la madurez de un referente que también lidera la pelea en la Serie A junto a Napoli.
Lo de Lautaro no fue sólo fútbol: fue coraje, amor por la camiseta y un testimonio de lo que significa dejarlo todo, incluso cuando el cuerpo pide parar. Mientras los hinchas celebran una nueva final europea, el alma de ese grito inicial del Inter lleva el nombre y el corazón de un Toro que nunca se rinde.