Los detalles secretos de la renuncia de Romagnoli en San Lorenzo
El Pipi decidió dejar su cargo tras la derrota contra Atlético Tucumán, pero lo convencieron para seguir.
San Lorenzo vive tiempos complejos. Esta frase casi que podría aplicar a los últimos ocho años del club, con la excepción de la primera temporada completa de Rubén Darío Insua al frente del club. Antes y después de eso, el Ciclón fue un polvorín, con equipos que dieron pena, feroces internas dirigenciales y un proceso eleccionario que duró casi dos años, por la postergación inicial.
En medio de todo ese caos, Leandro Romagnoli puso el pecho para suceder a Melena Insua pero los resultados hasta acá no fueron los esperados, más allá de la gran recuperación para clasificarse a octavos de final de Copa Libertadores, instancia en la que el martes enfrentará por la ida a el poderoso Atlético Mineiro de Brasil.
Tras la derrota agónica contra Atlético Tucumán en el Nuevo Gasómetro, que mantiene al Ciclón el el puesto 24 de la tabla anual, Leandro Romagnoli llegó al vestuario con la intención de renunciar. Allí le comunicó a los allegados que estaban en el recinto que ese era su último partido.Ante la noticia estallaron los teléfonos de Marcelo Moretti y de Néstor Ortigoza -hoy enfrentados a muerte tras una semana caótica de declaraciones cruzadas. que terminó con el ídolo fuera de fútbol profesional-.
Ambos dirigentes llegaron al vestuario para convecer al Pipi de que revea su postura. El ex 10 no anduvo con vueltas y les dijo que había pedido calma y tranquilidad y que como contraprestación San Lorenzo fue tapa toda la semana por los cruces entre los dirigentes.También estaba golpeado por el resultado y lo que considera cierta falta de fortuna del equipo, que es cierto, mereció mejor suerte con los tucumanos, Sarmiento de Junín y Lanús, tres partidos en los que apenas se pudo sumar un punto.
Pero hay otro factor clave para el malestar de Romagnoli y tiene que ver con el mercado de pases. El DT pidió por la llegada de volantes y hasta acá el Ciclón sumó a un marcador de punta -Nicolás Tripichio-, un extremo -Matías Reali- y cuatro delanteros, entre ellos tres 9 de área -Andrés Vombergar, Facundo Bruera, Francisco Fydriszewski y Nahuel Bustos-. A esto se suma también que los primeros tres partidos del año los jugó sin caras nuevas por las inhibiciones que pesaban sobre el club.
La falta de armadores de juego es un problema para el DT, que cuenta ahí con Sebastián Blanco, quien tuvo muy pocas chances y fue clave para llegar al empate contra Newells.
Entre los reproches estuvo la salida de Agustín Martegani a Boca, para juntar dinero con el objetivo de pagar las inhibiciones que impedían. El Pipi contaba con él y no llegó nadie para su reemplazo.
En medio del diálogo Ortigoza le dejó en claro al entrenador que él no tuvo participación en el mercado de pases, con excepción de los primeros llamados para convencer a Reali de ponerse la azulgrana.
Tras media hora de charla en un vestuario muy caliente y en el que alguno por momento alzó la voz, el Pipi seguirá en el cargo. Hay promesas de más refuerzos, pero el ídolo aseguró que esto será partido a partido. El primero será el martes contra el poderosísimo Atlético Mineiro en el Nuevo Gasómetro… más adelante se pensará en Boca y en la seguidilla brutal que se le viene a un Ciclón en llamas.