River venció a Boca sobre el final y casi termina en una batalla campal
Borja marcó de penal a los 47 del segundo tiempo, Palavecino festejó en la cara de los jugadores del Xeneize, y se armó una batalla campal. El Millonario le saca 19 puntos los de Almirón.

River y Boca volvieron a protagonizar una nueva edición del Superclásico del fútbol argentino, ayer desde las 17.30. El equipo de Demichelis llega como líder absoluto de la Liga Profesional, mientras que los de Almirón aparecen en el puesto 13, a 16 puntos de su clásico rival, pero revitalizados tras la llegada del ex DT de Lanús.
El primer tiempo arrancó con el nivel de roce esperado para un partido de estas características, aunque la desprolijidad de Darío Herrera de medir con distinta vara dos faltas en el inicio: Rodrigo Aliendro recibió una polémica tarjeta amarilla y Alan Varela nada por una acción similar. Desde allí, la pierna fuerte fue moneda corriente y los protagonistas se fueron al descanso con siete amonestados.
En cuanto a lo futbolístico, fue el Millonario el que salió airoso en el trámite: fue ganando el mediocampo y encontró espacios para desplegar su juego en ataque con un peligroso Nacho Fernández, mientras que el Xeneize no logró patear al arco, ya no sorprendió cuando Luis Advíncula pasaba al ataque y el balón difícilmente les llegaba a los de arriba. Las chances, así, fueron todas locales: Chiquito Romero apareció dos veces ante Nacho, de afuera del área y de tiro libre, y Lucas Beltrán lo tuvo con un cabezazo apenas desviado.
El complemento se inició con un conjunto de Jorge Almirón más adelantado, lo que generó espacios para un desarrollo más emotivo. Milton Casco le sacó del buche la pelota a Sebastián Villa cuando se aprestaba a enfrentar a Franco Armani, y Nacho también lo tuvo pero lo frustró Nicolás Valentini. Romero volvió a agigantarse luego ante un bombazo de Nicolás De la Cruz y el anfitrión tuvo la más clara con un tiro al palo del ingresado Pablo Solari tras un desvío en Valentini.
Sin embargo, en lo que siguió, y mientras ambos bandos movían el banco, el partido ganó en emotividad y el que comenzó a vislumbrarse más peligroso fue el de La Ribera. Armani tuvo trabajo así ante Villa, con un tiro libre y otro remate cerca del final. Para entonces, Herrera había intentado terminar la noche sin complicaciones, y para ello debió hacer la vista gorda más de una vez con los amonestados, jugando con fuego. Y al final la olla a presión explotó con una polémica insoslayable.