Un hito histórico para el pueblo Selk’nam: Herramientas para construir futuro desde el territorio

Después de años de espera y trabajo sostenido, la Comunidad Indígena Rafaela Ishton, perteneciente al pueblo Selk’nam, vivió una jornada inolvidable. Por primera vez en su historia, accedieron a fondos de la Ley Nacional de Bosques Nativos, a través del Plan Operativo Anual 1 (POA1). Esta conquista se concretó en forma de herramientas y materiales entregados para poner en marcha 16 proyectos comunitarios, diseñados desde y para el territorio.

Detrás de esta entrega hubo más que recursos. Hubo historia, identidad, planificación y un entramado de voluntades que supo sostener el proceso con paciencia y compromiso. El camino comenzó años atrás, con la formulación del Plan Integral Comunitario (PIC), una herramienta clave que permitió a la comunidad ordenar sus necesidades, visualizar oportunidades y presentar un plan viable dentro del marco legal.

Desde entonces, las ideas empezaron a tomar forma: proyectos de turismo con identidad, agricultura familiar, aprovechamiento responsable de la turba, producción forestal y espacios culturales. Más de 60 familias se involucraron activamente, convencidas de que era posible construir un presente digno sin renunciar a sus raíces ni al entorno natural que habitan.

La jornada de entrega fue mucho más que un acto administrativo. Fue el reconocimiento a un derecho tantas veces vulnerado. Fue también la validación de un modelo de desarrollo con identidad propia, donde cada herramienta recibida —una motosierra, una bomba de agua, un generador solar, una montura— se transforma en un puente entre la historia y el futuro.

“Es un momento muy importante para nuestra comunidad”, dijeron desde Rafaela Ishton. “Por primera vez, recibimos una entrega tan significativa. Detrás de cada proyecto hay una familia que va a poder trabajar su tierra, impulsar su economía y fortalecer nuestra identidad colectiva”.

La concreción del POA1 fue posible gracias a la articulación de distintos organismos: el Ministerio de Producción y Ambiente, INFUETUR, INTA, Vialidad Provincial, la Secretaría de Desarrollo Productivo y PyME, la Subsecretaría de Pueblos Originarios, y la Asociación Civil Otro Mercado al Sur, que acompaña la ejecución administrativa. Todos aportaron desde sus competencias, pero sobre todo desde la escucha y el respeto.

Andrea Bianchi, secretaria de Ambiente, lo sintetizó con claridad; “Lo que hicimos fue generar las condiciones para que la comunidad pudiera presentar un plan viable, con consenso interno, y acceder al financiamiento como cualquier otro titular de tierras con bosque nativo. Detrás de esto hay un equipo técnico comprometido y una comunidad que decidió creer en este proceso y sostenerlo en el tiempo”.

Cada proyecto, ahora en marcha, representa una oportunidad concreta para mejorar la calidad de vida, cuidar el bosque de manera sustentable y proyectar un futuro posible sin romper el lazo con la tierra.

Lo que se vivió ese día en la comunidad fue un ejemplo tangible de cómo las políticas públicas cuando nacen desde el territorio y con compromiso técnico pueden garantizar derechos, fortalecer identidades y construir futuro.

Porque para el pueblo Selk’nam, este no fue solo un acto de entrega. Fue un acto de reparación, de confianza y de esperanza.