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Venecia se convirtió en la primera ciudad del mundo en cobrarle entrada a los turistas

"Es un medio para hacer comprender que se debe cambiar y disminuir las visitas en la ciudad", explicó el alcalde en el primer día que se cobró 5 euros por el ingreso.


Venecia puso en marcha este jueves su boleto de entrada para los visitantes de un solo día, una medida para combatir el turismo de masas pero que suscita reticencias entre los residentes que no quieren que su ciudad se convierta en un “museo”.

La ciudad, la primera en implantar un dispositivo de este tipo, vendió en línea unas 10.000 entradas, a un precio de 5 euros (5,30 dólares), indicó a AFP el responsable adjunto de Turismo, Simone Venturini.

Estos boletos, que se presentan en forma de códigos QR, tienen que presentarse a los revisores, desplegados en varios lugares, pero sobre todo en la estación de tren de Santa Lucía, principal acceso de esta famosa localidad, patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Pese a que la tarifa es moderada y a que el sistema no impone un límite de visitantes diarios, las autoridades municipales confían en que disuada a algunos de los turistas que atestan sus callejuelas y los puentes sobre sus canales en los días de más aglomeración.

“Pienso que está bien porque esto frenará quizás la afluencia turística en Venecia”, comenta Sylvain Pélerin, un turista francés que visita la ciudad a menudo desde hace medio siglo, mostrando orgulloso su pase.

En el vestíbulo de la elegante estación de trenes de Santa Lucia, se han instalado unas taquillas para informar y vender los boletos.

RIO GRANDE

El alcalde de Venecia Luigi Brugnaro consideró el jueves, primer día de aplicación del ingreso pagado, que el turismo debe “cambiar” y “disminuir las visitas” a la ciudad.

“Hoy gastamos dinero que aun no hemos recolectado (…) pero es un medio para hacer comprender que se debe cambiar y disminuir las visitas en la ciudad”, declaró en un comunicado, y aseguró que “la gente lo comprende”.

“Un experimento”

Venecia se convierte así en la primera ciudad del mundo en imponer un boleto de entrada a sus visitantes, como si fuera un parque temático.

El problema del exceso de turismo ha generado movimientos de rechazo en otros lugares, especialmente en España, que han llevado a las autoridades a intentar conciliar el bienestar de los habitantes con un sector económico crucial.

Para Venturini, se trata “sobre todo de disuadir al turismo de proximidad de los habitantes de la región de Véneto, que pueden visitar Venecia cuando quieren”.

El alcalde Luigi Brugnaro reconoció en abril que es un “experimento”, cuyo desarrollo será seguido con atención por otras ciudades turísticas del mundo que se encuentran en situación similar.

Su comuna, una de las más visitadas del mundo, ya prohibió que los grandes cruceros atraquen en la ciudad.

En los momentos de más afluencia, Venecia cuenta con 100.000 turistas que pernoctan, además de decenas de miles de visitantes diarios. Esto contrasta con los aproximadamente 50.000 residentes del centro de la ciudad, que no deja de disminuir.

El proyecto sin embargo tiene un alcance muy limitado: para 2024, solo 29 días de gran afluencia turística se verán afectados con la nueva tasa, que empieza este jueves, día feriado en Italia, y se aplicará casi todos los fines de semana de mayo a julio.

Reticencias

El boleto está destinado únicamente a los turistas de un día que entran al casco antiguo entre las 08H30 y las 16H00 locales. Tienen que cargar su código QR del sitio web (https://cda.ve.it), disponible también en inglés, español, francés y alemán.

Los turistas que intenten pasearse sin haber pagado la entrada podrían ser castigados con una multa de entre 50 y 300 euros (53 y 320 dólares), aunque las autoridades locales ya dijeron que intentarán primera persuadir a los visitantes, antes que sancionarlos.

Los turistas que pasen al menos una noche en la ciudad no se verán afectados y recibirán un código QR gratuito, y hay varias excepciones previstas, en especial para menores de 14 años y estudiantes.

Pero algunos residentes no ven la medida con buenos ojos, porque piensan que es un ataque a su libertad de movimiento y una etapa más para convertir la ciudad en un museo.

“No somos un museo o una reserva natural, sino una ciudad, no deberíamos pagar” para acceder, critica Marina Dodino, que forma parte de la asociación local de residentes, ARCI Venezia. Está prevista una manifestación durante la jornada para protestar contra la medida.

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