Dominique Mamberti, el cardenal que anunciará al próximo Papa: el custodio de una frase histórica
Cuando el humo blanco se eleve nuevamente desde la chimenea de la Capilla Sixtina, una figura vestida de rojo cardenalicio se asomará al balcón central de la Basílica de San Pedro para pronunciar las palabras que millones de fieles esperan con el corazón en la mano: “Habemus Papam”. Esta vez, no será Jean-Louis Tauran quien anuncie al nuevo Pontífice —como hizo en 2013 cuando reveló el nombre del papa Francisco—, sino otro francés: el cardenal Dominique François Joseph Mamberti.
Tras la muerte de Tauran en 2018, el rol de protodiácono, es decir, el cardenal diácono más antiguo, recayó sobre Mamberti. A él le corresponderá ahora comunicar al mundo que el cónclave ha alcanzado una decisión histórica.
Un diplomático al servicio de la fe
Nacido el 7 de marzo de 1952 en Marrakech, Marruecos, pero de nacionalidad francesa, Mamberti ha dedicado su vida al servicio diplomático y pastoral de la Iglesia Católica. Ordenado sacerdote en 1981, ingresó al cuerpo diplomático vaticano en 1986, con destinos en países tan diversos como Libia, Argelia, Túnez y Chile, y luego como representante ante la ONU.
Su trayectoria es la de un hombre de perfil bajo, pero con peso en las altas esferas eclesiásticas. Conocido por su defensa firme pero serena de los derechos humanos y la libertad religiosa, ha representado la voz del Vaticano en foros internacionales clave y ha construido puentes entre culturas y credos en contextos complejos.
Del servicio diplomático al Colegio Cardenalicio
Durante el pontificado de Juan Pablo II fue nombrado arzobispo titular de Sagona y delegado apostólico en Somalia y Sudán. Luego, bajo Benedicto XVI, asumió como secretario para las relaciones con los Estados, el equivalente a un ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano. Fue en esos años cuando se consolidó como una de las voces diplomáticas más respetadas de la Santa Sede.
En 2015, el papa Francisco lo elevó al rango de cardenal. Su nombramiento fue interpretado como una muestra de continuidad en la diplomacia vaticana y un reconocimiento a su compromiso con los valores evangélicos aplicados en el escenario internacional.
Un testigo cercano del final del Papa Francisco
Mamberti fue también quien ofició la última misa de los Novendiales, el ciclo de nueve días de luto tras el fallecimiento de Francisco. En aquella homilía, compartió un recuerdo íntimo: “Estuve cerca de él el día de Pascua. Fui testigo de su sufrimiento, pero sobre todo de su valentía y su determinación de servir al Pueblo de Dios hasta el final”, dijo.
Pronto, sus palabras resonarán de nuevo en todo el mundo, pero esta vez no para despedir, sino para presentar: anunciará al nuevo sucesor de Pedro, un momento que marcará el inicio de otro capítulo en la historia milenaria de la Iglesia.